Cómo hacer un documental de un personaje del que apenas se guardan imágenes? He aquí la solución: aplicar sensibilidad y proximidad. Es decir, todo aquello que Nick Drake convirtió en música.
Jeroen Berkvens se acerca a la familia
de Drake, el entorno más próximo del joven genio que murió
prematuramente, para hilar la historia de su vida y desentrañar los
secretos de su forma de hacer canciones, de vivir y de relacionarse con
el mundo. El resultado es un documental emotivo e impecable, en el que
la música de Drake y el discurso cinematográfico son la misma a cosa.
Las fotografías inéditas que surgen de los cajones familiares, el relato
de la hermana actriz de Drake y las grabaciones, casi psicofonías, de
la madre iluminan al protagonista, tantas veces idealizado, con una
humanidad hasta entonces inédita a la hora de estudiar su personalidad.
El entorno familiar, incluso la habitación en la que dormía y la ventana
por la que veían el mundo exterior, acaba por explicar perfectamente a
Drake y su timidez, su música, su misantropía y su aislamiento.
Una pequeña obra maestra gracias a la
honestidad y tacto con la que el director se adentra en la vida de un
maestro en el arte de la poesía y la música.
Nicholas Rodney Drake (19 de junio de 1948 - 25 de noviembre de 1974),
más conocido como Nick Drake, fue un cantautor y músico inglés, nacido
en Birmania, conocido por sus canciones acústicas y otoñales. A pesar de
que tuvo poco éxito comercial durante su vida, su trabajo es muy
apreciado en la actualidad por los críticos y por otros músicos. Hasta
que murió de una sobredosis de barbitúricos a los 26 años, Drake contaba
con todo el apoyo de padres, amigos, colegas, un pequeño grupo de fans y
de su sello grabador, que lo adoró contra toda prudencia comercial. Su
suicidio sorprendió tanto como la incurable tristeza que exhibía en
vida. Veinticinco años después de su muerte, un aviso de autos llevó una
de sus canciones al tope de los rankings europeos y sacó a la
superficie un culto hasta ahora subterráneo. Este documental del año
2000 rememora, a través de familiares y amigos, los días y las canciones
de un extraño e inigualable Nick Drake.
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